¿Por qué siempre tengo temor a perder control sobre mis finanzas personales? ¿Cómo funciona el dinero a nivel mundial y personal? ¿Hasta cuándo tendré que estar trabajando para conseguir mis sueños? ¿Cómo será mi futuro financiero? ¿De qué forma puedo conseguir mi libertad financiera? ¿Realmente se puede lograr la libertad financiera? ¿Existe alguna forma de generar ingresos, además de trabajar hasta el cansancio? Si te sientes identificado con alguna de estas preguntas, ¡has llegado al lugar correcto! En adelante, aquí estaremos analizando el fascinante y amplio tema de la educación financiera y cómo se aplica a nuestra realidad para llevarnos a la tan deseada libertad financiera.
Antes que todo, es importante entender que nuestra situación financiera responde a un tema de mentalidad. Es decir, nuestros actos y decisiones reflejan nuestra forma de pensar y entender la vida. Por eso, si queremos mejorar nuestras finanzas personales, debemos partir por examinar nuestras decisiones y averiguar qué tipo de mentalidad hemos estado desarrollando y alimentando. Entender esto es el punto de partida obligatorio, ya que es la “llave maestra” que abre la puerta y encamina a un verdadero crecimiento en nuestra inteligencia financiera. Por supuesto, podríamos dar una serie de tips prácticos, tales como: realizar un presupuesto detallado, llevar un control de gastos, mantener capacidad de ahorro, etc. Sin embargo, todos estos tips serían inútiles si no atacamos el problema de raíz: nuestra mentalidad.
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Un paradigma, en un sentido amplio, se refiere a una teoría que sirve de modelo a seguir para resolver, decidir o enfrentar situaciones, lo cual genera que se establezca un patrón de conducta. Desde la antigüedad y principalmente en la revolución industrial, el paradigma respecto al funcionamiento del dinero que se ha intentado establecer es, en palabras simples: “Trabajar = Ganar dinero = Gastar”, estableciéndose un círculo vicioso interminable que limita la capacidad de conseguir una libertad financiera.
Esto quiere decir que la mayoría de las personas se mueven en la vida de forma condicionada debido a que tienen un entendimiento demasiado simplificado respecto a cómo funciona, cómo se obtiene y cómo se administra el dinero. Lo que ocurre en consecuencia es que muchas personas pasan toda su vida trabajando arduamente para conseguir ingresos que utilizan para comprar cosas y, finalmente, terminar sus vidas consumidos, sin ingresos ni nada de lo que compraron. Esta puede parecer una visión muy pesimista o negativa para algunos, pero en el fondo refleja una cruda realidad que afecta a muchas personas en Chile y el mundo.
El establecimiento de este paradigma “antiguo” en la mente de muchas personas no es casualidad. Aunque parezca una generalización, la verdad es que esa es la forma que nos enseñan a vivir, no solo en los sistemas educacionales sino, más importante aún, los núcleos familiares en los que crecemos. Hay varias razones de por qué en los sistemas educacionales en Chile, Sudamérica y en todo el mundo, no se enseñe cómo funciona el dinero, de dónde proviene y cómo administrarlo. Una de las principales a destacar es que en el año 1903 la junta de educación general en U.S.A (con John Davison Rockefeller como presidente de ella) decide quitar la educación financiera de los programas educativos de todo el país. Con el tiempo esto se replicó en todos los sistemas educativos del resto del continente y el mundo, permeando a la mente de todas las familias trabajadoras.
El problema de la falta de educación financiera finalmente traspasó a todos los niveles afectando incluso a las familias, las cuales se fueron desarrollando y creciendo con un paradigma antiguo y obsoleto instalado en sus mentes. De esta forma fueron traspasando su manera de pensar a sus hijos y, en consecuencia, el problema de la falta de educación financiera terminó siendo heredado de generación en generación.
La razón por la cual la gente rica se haga más rica, y los pobres se hagan más pobres, es porque el tema del dinero se enseña en las casas y no en el colegio.
En su libro Padre Rico, padre Pobre, Robert T. Kiyosaki hace la comparación entre dos padres. El primero, su padre biológico, quien tenía un doctorado en la universidad y ganó mucho dinero durante un tiempo, pero cuando murió solamente dejó deudas e impuestos impagos a su familia. El segundo, el padre de su amigo, de quien Kiyosaki aprendió a hacerse rico, ni siquiera había terminado sus estudios cuando aprendió todo por cuenta propia, y murió como uno de los hombres más ricos de Hawái, dejando millones de dólares a su familia.
Kiyosaki demuestra a lo largo de su libro que ganar dinero es una ciencia que no se enseña en las escuelas y por eso, la mayoría de los padres enseñan a sus hijos a simplemente obtener una carrera y ser empleados, con lo que es difícil obtener buenos resultados financieros. Esto es un problema hereditario ya que es una “información obsoleta” que se enseña de generación en generación. Por esta razón, Kiyosaki hace énfasis en la importancia de conseguir educación financiera apropiada para poder escapar del círculo vicioso y aprender a tomar mejores decisiones que permitan alcanzar la libertad financiera.
En palabras simples, la educación financiera significa entender cómo funciona el dinero y cómo se administra. Tal como mencionamos anteriormente, este tipo de educación no se da de forma natural en los establecimientos educacionales o en las familias, y por el contrario, debe ser conseguida de forma activa e intencional. Con una buena educación financiera estaremos mejor preparados para comprender el mundo que nos rodea, enfrentar situaciones, resolver de forma inteligente los problemas y aceptar oportunidades que se presentan para encaminarnos al éxito y la libertad financiera. Sin embargo, es importante comprender que por mucho que obtengamos información respecto a este tema, no valdrá de nada si no comenzamos por tener una mente y una actitud dispuesta para aprender y crecer.
Antes que todo, debemos tomar conciencia de que la mejor y más importante inversión que podemos hacer es alimentar nuestra mente de conocimiento y sabiduría para crecer en nuestro comportamiento y capacidad de tomar decisiones. Porque la verdad de fondo es que muchos de los principios que se encuentran en la base de la educación financiera están principalmente relacionados a nuestra forma de pensar, nuestra actitud, nuestros hábitos, temores y deseos. Por esta razón, algunas personas pueden llegar a sentirse ofendidos con algunos principios, ya que sugieren que han estado equivocados en su forma de actuar, o bien, encuentran dificultosa la forma de llevarlos a la práctica porque no están acostumbrados a auto-disciplinarse.
El desafío entonces es, al igual que un competidor que se prepara para las olimpíadas, ser disciplinados, revisar nuestra rutina, desempeño actual, y tener una mente abierta y una actitud dispuesta a corregir todo lo que sea necesario para llegar a la meta. Para comenzar, abordaremos algunos conceptos básicos que es necesario manejar, analizaremos formas en las que es posible conseguir ingresos y luego reflexionaremos en algunos principios de mentalidad y actitud para mejorar nuestra forma de tomar decisiones y abrirnos paso a la libertad financiera.
El punto de partida es aprender la diferencia entre los conceptos Activo y Pasivo. En palabras simples, un Activo es algo que mete dinero en tu bolsillo, mientras que un Pasivo saca dinero de tu bolsillo. Es decir, son cosas que compramos o adquirimos y pueden generar dinero para darnos ingresos, o bien, pueden demandar dinero de mis ingresos. Ejemplos de Activos pueden ser acciones, propiedades para arrendar, negocios, metales preciosos, etc, mientras que Pasivos son la casa en que vives, el auto que conduces, el viaje de vacaciones, etc.
Las personas que tienen educación financiera y se enriquecen, centran su interés en obtener activos que aumentan de valor con el tiempo y generan ingresos. Por otro lado, las personas que se encuentran en el círculo vicioso se centran en comprar pasivos, lo cual genera que se empobrezcan cada vez más.
Muchas veces ocurre que, debido al antiguo paradigma de pensamiento, las personas recomiendan evitar las deudas. Esto es algo que nos enseñan de pequeños: “no te endeudes”, es lo que dicen generalmente nuestros padres. Y esto responde a las malas experiencias que han tenido con los sistemas de endeudamiento, y que cobra sentido si entendemos que cuando las personas tienen deseos de adquirir cosas pero no cuentan con el dinero suficiente, incurren en deudas que se pueden ir acumulando al punto de “ahogar” a las personas, obligándoles a trabajar aún más para pagarlas. El problema entonces no está en la deuda en sí misma, sino en la forma en que se administran los ingresos y la naturaleza de los bienes adquiridos. Si las deudas son solamente para adquirir un Pasivo, tendremos que entregar dinero no sólo para pagar la deuda sino además para mantener esos pasivos.
Por otro lado, si utilizamos la deuda como un medio para conseguir activos que generan ingresos, entonces dejaría de tener esa connotación negativa y sería una deuda buena, ya que se pagaría sola y además permitiría aumentar mi patrimonio al generar un apalancamiento mediante instrumentos financieros. Por esta razón, son muchas las personas ricas que buscan endeudarse, porque el objetivo es construir una columna de activos. La clave que usan las personas con altos ingresos es “Que tus Activos paguen tus Pasivos”.
Otra de las características que tienen los activos es su capacidad de generar “cash flow”, también conocido en español como flujo de efectivo. Éste mide y determina la capacidad que tiene un activo de generar ingresos. En otras palabras, cuando la deuda que se debe pagar por un activo es menor al ingreso que entrega, tendrá un cash flow positivo. Este concepto es clave para comprender la libertad financiera. Por ejemplo, si compramos un departamento de inversión con un dividendo de $300.000 para arrendarlo por $400.000, mi cash flow por esta inversión es de $100.000. Por lo tanto, la deuda del departamento se paga con el arriendo y además, queda este saldo o cashflow de 100 mil pesos que van directamente a tu bolsillo.
Una persona que se encuentra en el círculo vicioso, también conocido como "la carrera de la rata", recibirá ingresos única y exclusivamente de su trabajo y su salario. Esto técnicamente se conoce como “ingreso lineal”. Metafóricamente hablando, una persona que vive de esta forma está pagando las cosas que compra con su tiempo y con su esfuerzo, ya que en última instancia, no podría tenerlos si no fuera por el salario que gana trabajando. Por el contrario, una persona que cuenta con activos que generan dinero regularmente, recibe ingresos de forma pasiva, es decir, sin necesidad de utilizar tiempo o esfuerzo en generarlo. Este tipo de ingreso es conocido como “ingreso residual” y es la clave para poder conseguir la “libertad financiera”.
Para comprender con mayor claridad cómo funciona el dinero y poder planificar nuestra vida financiera, debemos entender cómo se produce, cómo se mueve y cómo se obtiene. Con esto nos referimos a las diferentes formas en que una persona puede recibir ingresos, que es lo que menciona Robet Kiyosaki de forma esquemática y sencilla en otro de su libro llamado “El cuadrante del flujo del dinero”. La idea general de este esquema es que sólo existen 4 formas de obtener dinero, representadas por las letras en cada cuadrante: E para empleado, A para autoempleado, D para dueño de negocio e I para inversionista.
La mayoría de las personas se encuentran en el lado izquierdo del cuadrante, mientras que la minoría está al lado derecho. Cada uno de los cuadrantes representa personas con mentalidad, actitudes, conocimiento, acciones y beneficios diferentes. Profundicemos un poco en cómo funciona cada uno de ellos por separado.
E: Empleado
Un empleado puede ser el presidente de una compañía o bien el encargado de la limpieza, es decir: mientras trabaja un salario por su trabajo, o por cierta cantidad de horas trabajadas, entonces se puede identificar como empleado. Las personas en este cuadrante generalmente tienen su principal preocupación en conseguir un trabajo seguro, un buen sueldo y algunos beneficios. Estas preocupaciones nacen de sentimientos de miedo y necesidades de seguridad, por lo cual siempre estarán sujetas a su trabajo por miedo a perderlo o intentarán escalar una posición de beneficios para lograr “una mejor calidad de vida”. Sin embargo, tal como mencionamos antes, este es un paradigma que está grabado en la mentalidad de las personas y seguirán el patrón que heredaron de sus padres. Irónicamente, a pesar de que buscan seguridad, Kiyosaki dice que este es el cuadrante más inseguro e incierto de todos.
A: Autoempleado
En este cuadrante se encuentran las personas que son dueñas de su propio empleo, trabajan de forma independiente o que prefieren ser “su propio jefe”. Sus ingresos no dependen de otras personas, sin embargo, están plenamente conscientes de que sus ingresos son directamente proporcionales a su trabajo y esfuerzo, paradójicamente, muy similar al cuadrante E. Las personas que se encuentran en este cuadrante tienen una fuerte mentalidad de independencia, autosuficiencia, esfuerzo y, probablemente, tengan un autoconcepto muy sólido, sean trabajadores incansables y muy perfeccionistas. En este cuadrante se encuentran los profesionales bien educados, como abogados, contadores, doctores o bien dueños de tiendas, talleres y pequeñas empresas. Kiyosaki llama a este, el cuadrante de los infartos, porque todo depende de la misma persona y está muy susceptible a las fluctuaciones o eventualidades.
D: Dueño de negocio
En este cuadrante se encuentran los verdaderos dueños de un negocio con un sistema que funciona y personas que trabajan para ellos. A las personas de este cuadrante les gusta rodearse y contratar a personas inteligentes, talentosas y competentes, provenientes de los otros cuadrantes. Están principalmente enfocadas en mejorar sus sistemas de negocio, liderazgo, retención de talento, marketing y ventas. La mentalidad de un dueño de negocios es ¿por qué hacerlo, si puedo contratar personas que lo hagan mejor que yo? La diferencia fundamental con el cuadrante A, es que en este los dueños sí pueden ausentarse de sus negocios durante un tiempo, volver y encontrar el negocio igual o mejor.
I: Inversionista
En este cuadrante están los ricos y la gente con alta educación financiera. Ellos ganan dinero con dinero. Es decir, no tienen que trabajar porque el dinero trabaja para ellos. Estas personas obtienen recursos para invertir en negocios o activos, lo cual les genera dinero de forma residual. Por ejemplo, comprar un departamento y ponerlo en arriendo es una inversión que genera ingresos pasivos, es decir, sin necesidad de trabajar por ellos. En este cuadrante las personas tienen una alta inteligencia financiera y entienden cómo utilizar el dinero en inversiones para generar aún más dinero sin esfuerzo.
Como pueden ver, el lado izquierdo de los cuadrantes se caracteriza por el trabajo duro, mientras que el lado derecho, por la libertad financiera. Nuevamente, los cuadrantes no sólo están separados por la forma en que se obtienen ingresos, sino también por la mentalidad y actitud. Del lado derecho del cuadrante se encuentra el 95% del dinero y el 5% de la población, mientras que del lado izquierdo se encuentra el 5% del dinero restante y el 95% de la población. Una de las lecciones más importantes que sacar de este esquema es que no es el dinero el que enriquece a las personas sino las actitudes, decisiones, habilidades y la forma en que administran sus recursos.
Somos lo que pensamos, y lo que pensamos nos lleva a acciones, y esas acciones generan resultados. Así es como funciona el comportamiento humano. Tal como mencionamos al comienzo, las finanzas personales responden principalmente a un tema de mentalidad. Por eso, la educación financiera es fundamental para generar un cambio de mentalidad y actitud. “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” o “la educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad”, son frases de Nelson Mandela y George Washington Carver.
A continuación, mencionaremos algunos principios de educación financiera que están relacionados principalmente a la mentalidad y actitud con que enfrentamos la vida y las situaciones que se nos presentan. Estos principios, a pesar de que serán presentados en función de la educación financiera, son más bien generales y pueden ser aplicados a diversos ámbitos de nuestra vida para nuestro crecimiento y éxito personal.
Este es el más obvio y práctico principio para cuidar las finanzas personales. Sin duda, un excelente primer paso. Todos los grandes referentes de éxito mundial hablan del control de las finanzas como un hábito imprescindible. Ser ordenado, organizado y llevar un registro legible, es la clave para mantener un control, no sólo de nuestras finanzas, sino de todos nuestros proyectos personales. Por eso es fundamental hacer presupuestos, llevar un registro de ingresos, egresos, gastos y deudas. Pero, sobre todo, tomar conciencia de nuestros Activos y Pasivos, mantener una disciplina de ahorro mensual y reducir los gastos innecesarios. De esta forma, tendremos un panorama claro de cuánto percibimos, dónde debemos reducir gastos y de cuánto disponemos para proyectarnos a nuevas oportunidades de inversión. La recomendación es llevar un Estado financiero personal mensual y al detalle.
Una persona sabia se mantiene en un aprendizaje continuo, ya que entiende muy bien que no lo sabe todo y siempre habrá algo nuevo que puede aprender. Por otro lado, una persona necia piensa que sabe mucho y la arrogancia le impide escuchar al resto, tiene un exceso de confianza y comete los mismos errores una y otra vez. Nadie nace sabiendo, así que todos necesitamos aprender cómo funcionan las cosas y, en este caso, cómo funciona el dinero y las finanzas.
El consejo en este sentido es: aprende todo lo que puedas, ve a seminarios, escucha webinars, lee libros de autores exitosos como Robert Kiyosaki, Anthony Robbins o Jack Ma. Estamos en una era en que la información vuela por internet y está accesible para todos. Muchos autores recomiendan rodearse de personas que han logrado el éxito en sus vidas. Por supuesto, sería difícil acercarse a sus círculos sociales, pero puedes aprender de sus libros, videos y todo tipo de contenidos que comparten. Recuerda, estamos hablando de un tema de mentalidad, por tanto, es importante nutrir nuestra mente con buena educación financiera.
El miedo y la duda son parte de la vida, y todos hemos tenido que enfrentar temores durante nuestra vida para poder avanzar y crecer. Por ejemplo, cuando fuimos niños y estuvimos al borde de una piscina con temor a saltar, lo único que tuvimos que hacer para terminar con ese temor fue tomar la acción de saltar, y es así como sucede con todo. Lo importante es aprender a ser conscientes de nuestros temores y averiguar de dónde nacen para no permitir que nos paralicen y así poder tomar mejores y más inteligentes decisiones que puedan encaminarnos a la libertad financiera.
Una persona puede ser muy talentosa o tener mucho dinero, pero si es dominada por el miedo o la duda, no podrá aprovechar las oportunidades que se le presentan para crecer, aprender o mejorar su situación. Tal como dice Kiyosaki en su libro Padre Rico, Padre Pobre, el miedo al fracaso puede ser paralizante, ya que “una persona que evita el fracaso, también evita el éxito”. Generalmente, las personas que viven con un comportamiento condicionado en el paradigma antiguo, es decir, que se encuentran en “la rueda de la rata”, se enfocan principalmente en los obstáculos, mientras que las personas con inteligencia financiera se enfocan principalmente en las oportunidades.
Los deseos, sueños y anhelos están en el corazón de todos nosotros y nos motivan fuertemente. Sin embargo, es importante diferenciar entre sueños y deseos, puesto que si no tenemos dominio propio, estos últimos pueden llevarnos a tomar decisiones de manera apresurada, impulsiva y poco inteligente. Las personas motivadas por sus deseos siempre estarán dominadas por los impulsos de gastar el dinero que obtengan, ya sea en un auto más nuevo, ropa de moda, una casa más grande, tecnología de punta, viajes, etc. Esto no quiere decir que todas esas cosas sean malas, de hecho, a todos nos gustan, pero el problema es que si no existe una columna de activos que lo sustente, esos gastos vendrán del esfuerzo personal o las deudas, y de esa forma seguiremos en el círculo vicioso y NO podremos alcanzar la libertad financiera. El punto clave aquí es aprender a tener paciencia y trazar planes que nos puedan llevar a cumplir esos sueños en un determinado plazo.
Muchas personas se encuentran en el círculo vicioso y están toda la vida trabajando arduamente para mantener un nivel de vida. Sin embargo, luchar toda la vida con las finanzas personales para que finalmente nos quedemos sin bienes y la jubilación no alcance para nada, no es el mejor de los planes. Por eso, es importante tener una visión estratégica a largo plazo para tomar las decisiones correctas. Piensa en tus metas y sueños. Luego, diseña un plan y proyecta la estrategia para llevarlo a cabo. De esta forma, las decisiones que tomes a lo largo de tu vida tendrán mucho más sentido ya que estarán alineadas con un plan mayor y no serán improvisaciones del momento ni estarán condicionadas por emociones del momento. Toma en cuenta que, sin duda, dentro de tu plan tendrás que incorporar tiempo para educarte e incrementar tu inteligencia financiera, y también para la investigación del mercado de activos e inversiones.
Tal como hemos venido aprendiendo, la educación financiera genera en nosotros un cambio de mentalidad y actitud, lo que significa un incremento en nuestra inteligencia financiera. En consecuencia, podremos actuar de forma menos impulsiva, sobreponiéndonos a nuestros temores y tomando decisiones conforme a un plan establecido. Pero ¿Cuál es la meta? Si estamos pensando en generar ingresos para costear una vida en que podamos hacer todo lo que queramos con nuestro tiempo y cumplir nuestros sueños sin que nos falte dinero, entonces estamos pensando en libertad financiera.
“En palabras simples, la libertad financiera es tener ingresos que no estén ligados a nuestro tiempo ni nuestro trabajo, y que esos ingresos puedan costear todos nuestros gastos y nivel de vida de manera indefinida.”
Eduardo García
C.E.O Activo Más
En definitiva, para conseguir libertad financiera, es necesario tener negocios o activos que generen un flujo de ingresos constante o “cash flow”, sin necesidad de invertir tiempo o esfuerzo extra.
Tener un hábito de ahorro mensual es una disciplina inteligente que no solamente demuestra nuestra capacidad de ser disciplinados, ordenados y pacientes, sino que además nos abre grandes posibilidades de mejorar nuestra situación financiera por medio de la inversión. Sin embargo, a diferencia de lo que algunos creen, ahorrar no tiene un valor en sí mismo, ya que el dinero corre el peligro de la devaluación, y la inflación hará que su valor se reduzca con el tiempo. Por ejemplo, si ahorramos 1 millón en el banco y la rentabilidad lo hace crecer un 2% al año, puede que pensemos que estamos ganando, pero si ese mismo año la inflación subió un 3%, significa que en realidad nuestro dinero vale menos que antes.
Por lo tanto, ahorrar es una excelente práctica, pero siempre y cuando sea parte de un plan con objetivos y metas claras de inversión que nos permitan obtener activos que nos encaminan a la libertad financiera.
Cómo todos, cuando inviertes o piensas en invertir, lo haces para ganar dinero, por eso el aspecto más importante a la hora de elegir una inversión es saber cuánto dinero se puede ganar. Para medir o hacer una estimación de la ganancia que se puede obtener, es necesario calcular algunos indicadores de rentabilidad, así podemos comparar entre distintos activos.
A continuación, les explicaremos de forma sencilla, dos fórmulas clave que nos ayudan a definir si la inversión es conveniente o no.
Si queremos evaluar de forma rápida una propiedad de inversión, nosotros recomendamos calcular el ROA (Return on Asset) Retorno sobre el Activo por sus siglas en inglés.
¿Para qué sirve esta fórmula?
Sirve para evaluar qué tan rentable es un activo, considerando los flujos que genera anualmente y el valor total. Es importante destacar que esta ecuación no considera el costo de comprar la propiedad, es decir no integra el dividendo por el crédito hipotecario.
Para calcular el ROA necesitamos la siguiente información:
La fórmula es la siguiente:
Hagamos un ejemplo:
Valor total de la propiedad = $50.000.000
Valor de arriendo mensual = $300.000
Valor mensual contribuciones = $30.000
ROA = 6,96%
¿Es una buena rentabilidad?
Para que tengas una idea de lo que sería una alta, media o baja rentabilidad, detallamos los siguientes parámetros:
En Activo Más nos gusta mucho este cálculo porque es al estilo Kiyosaki, considera los flujos que genera tu “inversión”, es decir el capital aportado no su precio de compra.
¿Para qué sirve esta fórmula?
Sirve para calcular la rentabilidad apalancada del Activo, considerando los flujos de caja que genera anualmente. En este caso sí integramos el valor del dividendo por el crédito hipotecario.
Para calcular el Cash on Cash necesitamos la siguiente información:
La fórmula es la siguiente:
Hagamos un ejemplo:
Vamos a adquirir una propiedad de $60.000.000 con un crédito hipotecario al 85% de financiamiento, es decir mi pie a invertir es de $9.000.000. Los gastos operacionales son $600.000. El dividendo mensual es de $250.000 y se puede arrendar mensualmente en $350.000. Las contribuciones son de $30.000.
CoC = 11,25%
Un CoC por sobre el 10% es considerado indicador de buena inversión.
"Esta fórmula es de las más utilizadas para evaluar el retorno sobre la inversión en propiedades y explica por qué es beneficioso apalancar tu inversión y utilizar la deuda a tu favor".
Pablo Schiaffino
Senior Broker
Asesor Activo Más
Actualmente los bienes raíces son unos de los principales activos que las personas con inteligencia financiera buscan para invertir, pensando en abrirse paso hacia la libertad financiera. Esto no es de extrañar si entendemos que, por un lado, son un patrimonio que aumenta de valor con el tiempo y protege el dinero de la devaluación e inflación, y por otro lado nos da la posibilidad de hacer negocio con una de las mejores rentabilidades del mercado de activos. No es de extrañar que Robert Kiyosaki haya construido su fortuna en base a este negocio, comenzando con una propiedad y hoy teniendo más de 10.000.
Los bienes raíces o propiedades, reúnen una serie de características que los convierten en uno de los mejores activos que una persona puede tener. Por un lado, en Chile, gracias a que el valor de los bienes raíces está en términos de unidades de fomento (UF), el que se calcula en base al IPC, están protegidos frente a la inflación. Además, la depreciación o devaluación es relativamente baja con el paso de los años y tienen la capacidad de ser hipotecables.
Esto quiere decir que una de las principales características de estos bienes es su posibilidad de ser utilizado como prenda para pedir un crédito hipotecario con instituciones financieras. De esta forma, un bien raíz puede ser adquirido mediante “apalancamiento”, que se obtiene al conseguir una “deuda buena” y poniendo poco dinero de tu bolsillo.
Es por esto que los bienes raíces han sido considerados, desde siempre, como el bien de inversión por excelencia. Obtener un bien raíz siempre dará, entre otros tantos beneficios, la seguridad de contar con un patrimonio personal que posteriormente puede ser heredable, además de la clara posibilidad de utilizarlo como negocio para obtener ganancias mediante el arriendo. La gran ventaja de estos inmuebles, para ambos casos, es que la inversión está protegida de la devaluación del dinero ya que se conserva en UF y además, en la gran mayoría de los casos, es posible conseguir plusvalía con lo cual se aumenta el valor en el tiempo.
El negocio de invertir en propiedades funciona de manera muy sencilla: compras una propiedad, la pones en arriendo y comienzas a recibir todos los meses un ingreso pasivo por ese arriendo. Con este mismo ingreso se paga el dividendo del crédito hipotecario, la administración y otros gastos, e incluso dejar saldo diferencial a favor. Es decir, la propiedad se paga sola y además genera un flujo de liquidez mensual.
Tal como mencionábamos anteriormente, la inversión en propiedades es una de las más rentables de todo el abanico de posibilidades que hoy existen, con una rentabilidad bruta anual del orden del 7% - 6%. Además, el riesgo que se asume al invertir en propiedades es bastante bajo, ya que es un bien raíz que protege el dinero de la inflación, están asegurados y, si se invierte donde vive el 90% de la población, es posible asegurar que siempre se mantenga arrendado y pagándose solo.
Finalmente, al cabo de 25 años aproximadamente, el departamento ya se encuentra pagado, y luego de eso, todo lo generado por el arriendo son ingresos residuales.
Por esta y muchas otras razones, son cada vez más las personas que deciden embarcarse en la inversión en propiedades para mejorar su estabilidad económica actual, conseguir libertad financiera al mediano plazo y una tranquilidad a futuro al considerarlas el resguardo perfecto para su jubilación.
La mayoría de las personas nacemos con un paradigma obsoleto que condiciona nuestra forma de entender la vida, las finanzas y el dinero. Este paradigma nace en la antigüedad, principalmente en la revolución industrial y se expande a todo el mundo, permeando incluso a las familias que lo heredan de generación en generación. Por esta razón, el punto de partida que lleva a la educación financiera, consiste en un cambio de mentalidad, desaprendiendo paradigmas obsoletos, adquiriendo nuevo conocimiento y aprendiendo nuevas formas de pensar, actuar y administrar nuestros recursos. Por tanto, el camino de la educación financiera se abre principalmente mediante una mentalidad y actitud dispuesta al cambio, pero también involucra conocimiento específico sobre conceptos financieros, la forma en que funciona y se genera el dinero, métodos de administración de recursos, entendimiento de las inversiones, etc.
En consecuencia, el camino de la educación financiera tiene como meta la libertad financiera. Este camino requiere de una disposición constante al aprendizaje continuo, rodeado del consejo de personas que han logrado el éxito financiero y están dispuestas a compartir su conocimiento y experiencia con los demás.
La meta es, una libertad financiera en la cual podamos disfrutar de ingresos residuales de forma pasiva mediante Activos que generan ingresos, sin demandar tiempo o esfuerzo extra. Es así como muchas personas que han desarrollado una sólida inteligencia financiera, consideran los bienes raíces como uno de los activos más importantes a la hora de pensar en inversiones, ya que es posible adquirirlos mediante apalancamiento, aseguran un patrimonio estable, protegen el dinero de la inflación, no se devalúan, y el negocio de los arriendos mantiene una de las más altas rentabilidades del mercado.
Finalmente, el resultado es que compramos tiempo, ¡el activo más valioso de nuestras vidas! Tiempo para nosotros, tiempo para nuestras familias y tiempo para hacer lo que nos gusta.
Isidora Goyenechea 3356
oficina 61, Las Condes.
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